Sobre la Orientación Vocacional
Sería muy positivo la incorporación y aplicación de estas ideas de Francesco Tonucci al ámbito de la orientación académica y profesional en los centros escolares. Coincido en la defensa de una orientación continua, adaptada a las potencialidades, competencias e intereses de cada niño y que esto no quede en la simple teoría, sino que conecte con el mundo real, con la experiencia y creatividad.
- No debemos educar y orientar en función del mercado laboral porque el mercado no puede imaginar las exigencias del futuro y, al proyectar las exigencias del presente, se convertiría en una defensa del pasado. En tiempos de crisis económica, cuando aumenta el número de desempleados, debemos recordar que existe un puesto de trabajo siempre que cada cual desarrolle al máximo la potencialidad en el ámbito para el que es más útil. O, como dice literalmente Tonucci: "La verdadera orientación es aquella que permite a cada uno reconocer sus preferencias, capacidades, deseos y talentos, y desarrollarlos lo máximo posible hasta convertirlos en los mejores, al menos en algún ámbito".
- No debemos orientar sólo puntualmente al finalizar los estudios: es necesario una escuela que oriente y acompañe al alumnado desde los tres a los dieciocho años. Según Tonucci: "La orientación es un proceso que debe iniciarse desde los primeros años y que acompaña el desarrollo cognitivo, social y emocional de los niños, adolescentes y jóvenes."
- Sólo con una orientación continua, todos los niños y niñas tendrán la oportunidad real de conocer sus preferencias, sus actitudes y sus capacidades.
- Es necesario un acuerdo entre la familia y la escuela que permita a los alumnos experimentar, expresarse y desarrollarse libremente, utilizando las disciplinas básicas como punto de apoyo y decidiendo progresivamente sus preferencias y actividades favoritas a las que dedicar más tiempo de trabajo.
- La correcta orientación será una consecuencia más de la correcta educación. Necesitamos una escuela para todos y cada uno de los alumnos, para que cada uno pueda ser el mejor al explotar los recursos y talentos y desarrollar habilidades personales al más alto nivel posible. Necesitamos una escuela rica en estímulos, que escuche las aspiraciones y vocaciones de sus alumnos, abierta al mundo, una escuela de muchas lenguas y de la diversidad; una escuela científica con pensamiento crítico, creativa y democrática. Pasar en definitiva de una escuela de las aulas a una escuela de los laboratorios, donde el alumno pueda experimentar.
- Los adultos acompañarán este proceso madurativo ofreciendo experiencias, profundizaciones, desafíos. Ni familias ni escuela impondrán unas preferencias propias ni una oferta restringida de lenguajes a los alumnos. Es conveniente observar esas preferencias mostradas de forma natural por los propios alumnos y respetarlas y potenciarlas.
- La orientación potenciará así que los estudiantes estén dispuestos a comprometerse y esforzarse para desarrollar su límite al máximo posible, enriqueciendo su personalidad, su competencia específica en un área preferida y explorando nuevos sectores de conocimientos y competencias.
Francesco Tonucci (Fano, 1940) también conocido por el pseudónimo «Frato», es un pensador, psicopedagogo y dibujante italiano. Es autor de numerosos libros sobre el papel de los niños en el ecosistema urbano y de artículos en revistas italianas y extranjeras.

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